Latido Americano (Viernes de 19 a 22)

Viernes 25 de marzo



EDITORIAL


Ningún antecedente histórico podía llevarnos a suponer que sería de otra manera. Era sólo cuestión de tiempo. Cuando se puso en funcionamiento pleno el dispositivo mediático ya supimos el desenlace. Pasó con Afganistán en el 2001, y con Irak en el 2003. Estados Unidos, Francia e Inglaterra decidieron encabezar la aplicación de la resolución 1723 de las Naciones Unidas, que establece la exclusión aérea sobre territorio libio, y comenzaron a bombardear desde el pasado sábado a su población.

Primero fue la búsqueda desesperada de Bin Laden, el autor intelectual, según los servicios de inteligencia norteamericanos, de atacar las torres gemelas. Luego el objetivo fue Sadam Hussein, supuesto poseedor de armas de destrucción masiva. Ahora la justificación está dada en detener la agresión de Khadafi hacia indefensos civiles que mueren bajo sus balas y bombardeos.

Resulta extremadamente difícil conocer el número exacto de civiles muertos en estos ataques imperalistas. Si tomamos sólo datos reconocidos por la Naciones Unidas, organización para nada imparcial que participa y participó de todas estas incursiones militares, nos encontramos con la siguiente tragedia. En Afganistán sólo en el 2010 murieron 2700 civiles. Mientras que en Irak, según datos del año 2006, la invasión costó la vida de 34.452 asesinados que fueron reportadas por morgues, hospitales y las autoridades municipales. No son pocos sin embargo los que en el séptimo año de invasión los muertos en Irak superan el millón.

Hoy es el turno de Libia. Los aliados de siempre fueron a la vanguardia de los ataques. El presidente Norteamericano Barack Obama lo anunció desde mismísimas tierras sudamericanas. La Organización del Tratado del Atlántico Norte finalmente tomó el mando de las operaciones aéreas, como lo tiene ya en su totalidad en Afganistán.

Actuamos en el marco de un gran esfuerzo internacional con el fin de proteger a los civiles”. Su secretario general lo anunció así tras la reunión de los embajadores de los 28 países miembros.

Luego de 5 días de bombardeo, principalmente en Trípoli y Bengasi, las dos ciudades más importantes del país, los muertos se cuentan cerca de las tres cifras. Ya no sólo los civiles se tienen que cuidar de ser asesinados por los presuntos ataques de su eterno presidente Muammar Khadafi, sino también de las seguras bombas francesas, inglesas, norteamericanas y de toda la OTAN.

La producción de Amapola, materia prima del Opio, se triplicó en Afganistán con la invasión norteamericana. El petróleo de Irak, la entonces tercera reserva mundial de crudo, hoy está siendo explotado por empresas cuyas casas matrices están asentadas en el territorio de los invasores.

El 80% de la energía con la que se alimenta el capitalismo europeo proviene de Libia. El hoy diabólico Muammar Khadafi era hace un par de meses atrás un aliado incondicional recibido con alfombra roja por los presidentes del viejo mundo.

Las mismas mentiras. Similares procedimientos. Idénticos fines. Ni siquiera hay que recurrir a la contra información para darse cuenta de ella. Son ellos mismos. Amos y señores del planeta que dejan traslucir su proceder. En Irak ya asumieron que Sadam Husseim nunca tuvo armas de destrucción masiva. En Libia tardaron un poco menos.

Luego de admitir no poder predecir un claro final a la agresión colonial contra Libia, el secretario de Defensa estadounidense, Robert Gates, se refirió a Yemen, donde en la última semana murieron 52 manifestantes opositores por represión de fuerzas leales al presidente Ali Abdulah Saleh.
"Mientras las cosas estén inestables en Yemen, es demasiado pronto para predecir un desenlace", comentó Gates, y luego describió al presidente de Yemen, como "un importante aliado en la lucha antiterrorista". El pequeño país puede estar tranquila, es un aliado, y además no posee petróleo.

El capitalismo intenta una vez más salir de una crisis económica como la del 2008 con una nueva guerra. La necesidad de energías a bajo precio es la razón fundamental de la diabolización de Khadaffi, sin negar que este les diera una mano inconmensurable.

Cuando al comienzo de esta editorial nos referíamos a lo previsible de este ataque lo hacíamos también en base a la experiencia vivida por nuestro continente. ¿O acaso la aplicación de la doctrina de la seguridad nacional aprendida en las academias norteamericanas por los ejércitos de America del Sur, América Central y el Caribe en la década del 60 y 70 no tuvo siempre objetivos coloniales? ¿Qué recordamos ayer los argentinos sino?

En definitiva, muchos nos movilizamos a 35 años del golpe Cívico Militar, para renovar nuestra lucha contra un sistema político, social e injusto. El mismo que estaba jaqueado en el 76 por la permanente lucha y organización popular que creció en nuestro país al calor de la resistencia a los sucesivos golpes de Estado y el faro siempre presente de la revolución cubana.

Detrás de cada uno de estos golpes siempre estuvieron los Estados Unidos. Como lo había hecho en Chile al derrocar a Salvador Allende, o en Guatemala, como lo haría después en Nicaragua, el Salvador y Panamá. Como siempre lo intentó en Cuba. Y como persiste desde el 2002 en Venezuela, y busca hacerlo en Colombia desde hace ya décadas, o en Honduras dos años atrás.

Nada nos es ajeno a los latinoaméricanos de lo que está sucediendo en África del Norte. Y las cosas del destino quisieron incluso que el presidente del Imperio nos lo recuerde en nuestra propia cara anunciando los bombardeos en el país que posee el “pulmon” del mundo: la Amazonia.

Según dijo Obama cuando visitó Chile, Estados Unidos exporta “tres veces más a Latinoamérica de lo que lo hacemos a China. Nuestras exportaciones a la región, que están creciendo más rápido que con el resto del mundo, sustentarán pronto más de dos millones de empleos en Estados Unidos”. Ya no sólo somos suministradores de materias primas y mano de obra barata, ahora también somos compradores. Las palabras del presidente afroamericano son casi una declaración de Guerra.

Cuando Estados Unidos justificó el Golpe de Estado en Venezuela lo hizo refiriéndose al asesinato de civiles indefensos por parte del ejército que responde a su presidente Hugo Chávez. Pasaron apenas horas para descubrir que no había sido así y hoy las principales reservas de petróleo comprobadas del planeta siguen en manos de su propio pueblo, que invierte sus ganancias en salud, educación, planes sociales, y la recuperación del aparato productivo. Pero las bombas caen sobre el pueblo libio gracias a la misma excusa.

Por nuestro lugar en el sistema productivo mundial, siempre estamos expuestos a ser objetivos de fuerzas imperialistas. Nuestra historia es testigo de ello.

En definitiva ninguna maniobra colonial nos puede ser ajena a los latinoamericanos.

Como lo recordáramos con la revolución egipcia, y a riesgo de ser reiterativos, finalizamos con las palabras del Che:

Crezcan como buenos revolucionarios. Estudien mucho para poder dominar la técnica que permite dominar la naturaleza. Acuérdense que la revolución es lo importante y que cada uno de nosotros, solo, no vale nada. Sobre todo, sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda de un revolucionario.”

Cada uno y una de nosotros deberá ser conciente del lugar que nos toca en este momento tan determinante de la historia.

La senda está trazada, sólo hace falta que nos animemos a recorrerla. Ese será el mejor homenaje que podamos hacerle a los 30 mil compañeros desaparecidos.

No son sólo memoria, son vida abierta, son camino que empieza y que nos llama


ACTUALIDAD
Gira de Barack Obama por América Latina
: analizamos para presencia del presidente de los Estados Unidos en Brasil, Chile y El Salvador.

A 35 años del golpe de Estado Civico - Militar: dos marchas se realizaron el jueves 24 de marzo en la ciudad de Buenos Aires para recordar el genocidio perpetrado por la junta militar con el apoyo y la participación de diversos sectores de la Sociedad Civil. ¿Por que se realizaron dos movilizaciones? ¿Cuales son las posiciones politicas que se expresaron en cada una de ellas?

Latido Americano convocó a cuatro militantes de Moreno, pertenecientes a distintas organizaciones políticas para reflexionar sobre las posiciones asumidas por cada una de ellas en este 24 de marzo. Participaron del programa Juan Ruedy de la Corriente Político Social 29 de Mayo, Esteban Sánchez de la agrupación John William Cooke, Lucas Franco de Libres del Sur y José María Dunn, integrante de la Juventud Sindical y del Sindicato de Canillitas. Escuchá el debate.





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CULTURA


Congreso Nacional de Afrodescendientes y Africanos de Argentina:

El viernes conversamos con Marco Esqueche, peruano, que reside en las sierras de córdoba desde hace varios años, quién participó del 1° Congreso de este tipo en nuestro país: "los afrodescendientes pudimos juntarnos luego de 519 años". En América Latina habitan más de 185 millones de afrodescendientes y en Argentina un millón y medio, según estimaciones del último censo. Una entrevista para conocer una parte silenciada y oculta de la población América Latina.

Esqueche, es uno de los fundadores de Teatro del Rítmo - Arte de Raíces Ancestrales, que nace en la ciudad de Cuzco en 1999. Según explicó se trata de "un proyecto que trabaja básicamente los aportes que los afrodescendientes hemos hecho a nivel cultural para la construcción de las sociedades en América Latina"

Según explicó Marco Esqueche el Congreso de Afrodescendientes y Africanos en Argentina "Es histórico poder volvernos a agrupar despues de todo lo que ha ocurrido históricamente y sigue ocurriendo"





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Además, elecciones presidenciales en Haiti y Perú, marcha por la reforma agraria en Paraguay y la visita que hará Hugo Chávez a nuestro país el próximo martes.

Como todos los viernes te acompañamos también con la mejor música de América Latina.


Conducción: Leonardo Smerlin, Martín Raffo, Daniela Devoto.

Producción General: María del Cielo Posadas.

Columna de Cultura y Musicalización: Cecilia Damico

Mujeres Latinoamericanas: Mujeres Conurbanas.

Comunidades: Fernando Gómez.

Historia: Luciano Torreta.







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La Copa Derramada (Jueves de 21 a 23)

Jueves 24 de Marzo





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Tratar de Conquistar al Mundo (Miércoles de 22 a 24)

Miércoles 23 de Marzo






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La Neurona (Miércoles de 19 a 21)

Miércoles 23 de Marzo








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Compañeros de Clase (Martes de 20 a 22)

Martes 22 de Marzo





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Perfiles (Martes de 19 a 20)

Martes 22 de Marzo






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El Observatorio (Sábados de 17 a 19)

Sábado 19 de Marzo






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Latido Americano (Viernes de 19 a 22)

Viernes 18 de Marzo








EDITORIAL


Las consecuencias del terremoto y el maremoto en Japón sobre cuatro plantas nucleares de un total de 56 que están emplazadas en la isla, representan una oportunidad propicia para un debate de fondo, siempre postergado. Muy distinto al que hoy se difunden en los medios de comunicación. Me refiero a un tema que por parecer abstracto, general y en apariencia inabarcable no debe ni puede ser imposible de pensar. La civilización occidental asumió características autodestructivas luego de casi 200 años de capitalismo, y Japón se encuentra en ese lote hace ya más de 50 años.

La cultura del consumo, en la que el valor de cambio es la ley suprema, y el ser pretende asimilarse al tener, implica una demanda de energía permanente, insaciable, frugal y obscena. Si hoy la energía eólica, considerada en el grado de desarrollo actual de las fuerzas productivas la más limpia y barata, representa tan sólo el 2% (Datos el 2009) de la matriz energética mundial. ¿Esto a que se debe? ¿A que no está tan desarrollada la tecnología, o a que el porcentaje sería mucho mayor si la sociedad de consumo no fuese nuestra forma de vida?

Ambas preguntas tienen una respuesta afirmativa, si disminuye la demanda de energía los porcentajes aumentan, y si hoy es una tecnología cara que compite con otras más económicas como la nuclear, las inversiones en investigación no alcanzan el monto adecuado para reducir los tiempos.

Lo cierto es que si la civilización occidental capitalista necesita de la cultura del consumo como motor del crecimiento económico, el futuro de la humanidad resulta realmente incierto. Trataremos de ser más precisos. Pensemos concretamente en Argentina. El mercado de consumo aquí está impulsado por aproximadamente 4 millones de personas de 40 (la desigualdad, otra realidad del capitalismo, cuya existencia en esta clave de análisis hasta podría considerarse salvadora). Cuanta energía se ahorraría si los televisores que compran este grupo social duraran 20 o 30 años. Si no cambiaran el auto cada 1 o 2 años, o si cada uno de los productos de confort hogareños o distracción tuviesen una vida útil de más de una década.

Cuando la tasa de ganancia del capital es la que gobierna las decisiones políticas, y estructura nuestra cultura, las posibilidades ciertas de la autodestrucción de la humanidad se acentúan. ¿Por qué?

La carrera del consumo, de la creación de necesidades, la instalación y repetición del más nombrado de los verbos, “comprar”, son la base de los problemas de fondo que hoy amenazan el planeta. La productividad sin límites, el crecimiento permanente de la producción más allá de las necesidades humanas de alimentación, abrigo y vivienda, está en el origen de la crisis civilizatoria que hoy estamos viviendo.

Más allá de la desesperada carrera de enfriamiento del reactor 3 de Fukuchima, Japón es una muestra de la racionalidad capitalista. Allí se manifiesta una de las tantas puntas del aisberg.

Un país con una superficie de 377.800 kilómetros cuadrados de superficie, contiene una población de 127 millones de habitantes, lo que representa una densidad poblacional de 336 habitantes por km². Para que tengamos un parámetro de comparación, la densidad poblacional en Japón es 23 veces mayor que la de nuestro país, 10 veces mayor que la de Estados Unidos, y tiene 24 veces más habitantes por kilómetro cuadrado que Paraguay, país con similar superficie, pero con 120 millones de habitantes menos.

La comparación con Brasil no deja de ser menor. El gigante del sur tiene una superficie 223 veces mayor que Japón, pero tan sólo una población 1,5 veces mayor lo que representa un 22,5 habitantes por kilómetro cuadrado.

Según la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) Japón tiene 56 reactores nucleares, para suministrar un 30% de la energía que consume. Hace 50 años, como uno de los ejemplos más acabados del llamado síndrome de Estocolmo, tras las bombas atómicas de Hiroshima y Nagazaqui lanzadas por Estados Unidos, la isla más grande del Pacífico unió su destino al gran vencedor de la segunda Guerra Mundial. Desde entonces la occidentalización nipona no tuvo iguales, y se convirtió en la segunda economía del mundo por largos años.

Por supuesto que a la par de esta alianza nunca hubo ningún tipo de cuestionamiento sobre el montaje de más de cincuenta reactores nucleares en una de las zonas sísmicas más peligrosas del planeta. Todos conocemos la gran cantidad de presiones que está recibiendo Irán tan sólo por una central nuclear.

Pero claro, uno de los motores del capitalismo mundial necesitaba energía para sostener la gran maquinaria productiva. Tokio así, pasó a ser una clásica capital occidental, con luces hasta en los más impensados lugares, y para los más ínfimos fines. Puede pasar por alto pero, como ya señalamos, 56 reactores nucleares representan el 30% del consumo total, o sea que Japón consume once veces más energía que Argentina con una población 3 veces mayor, 2,5 veces más que Brasil con una población 1,5 veces menor y 3,5 veces menos que Estados Unidos con una población 2 veces menor que la primer economía del mundo.

Todas las fuentes de energía utilizadas para alimentar la economía capitalista son contaminantes. Aquellas que no lo son, como las eólicas o la solar, representan valores residuales en la matriz energética mundial. Como para que tengamos una idea más acabada, la energía atómica es una de las más limpias fuentes de energía, con el siempre riesgo de los accidentes como en Fukuyima, Chernobil, o en accidentes en el transporte del material radioactivos que sirve como combustible de los reactores.

Accidentes como el de Japón ¿pueden impulsar la investigación en energías alternativas?, ¿Hay posibilidades de que la matriz energética mundial dependa menos de la energía atómica?

Los antecedentes no son para nada alentadores. Volvemos al principio. Cuando la tasa de ganancia es la que gobierna, las fuentes de energía para la producción siempre son las que generan menos costos. Bajo la excusa siempre válida de evitar la proliferación nuclear, las principales potencias económicas capitalistas se reservan para sí el monopolio de las fuentes baratas de energía. Por ello Estados Unidos tiene 104 reactores nucleares, la Unión Europea 144, Japón 56, y América Latina tan sólo 5.

En definitiva, el debate sobre energía nuclear si o no, tal cual se está dando en estos días como coletazo del terremoto y maremoto en el noreste de Japón, parece responder más a la necesidad propia de los países que cuentan con esta energía que el fondo del problema. Que más pueden pretender los dueños del mundo que aquellos que empezaron a experimentar con la energía nuclear reciban cuestionamientos de su propia población para profundizarla.

Pero como lo argumentamos aquí, tampoco el debate debería centrarse en la matriz energética necesaria para alimentar la productividad capitalista.

El fondo de la discusión nos lleva una vez más a la vieja dicotomía que muchos consideran demodé, anacrónica, reiterativa, fácil y antigua: socialismo o barbarie.

Es el debate ausente. Aquel que está velado y desprestigiado por la posmodernidad dominada por el pensamiento breve, llano, y simple, dominado por los medios de comunicación y la formación académica hegemonizada cada vez más por las Universidades privadas.

Si nos centramos en América Latina, sólo en dos países de la región, Bolivia y Venezuela, este se ha profundizado. En el resto, sobre todo en Brasil y Argentina se realizan grandes esfuerzos por evitarlo.

En la posibilidad cierta de crear otra sociedad sobre nuevos fundamentos se decide el futuro de la especie humana. Cada uno y cada una deberemos saber dónde y cómo aportar su pequeño granito de arena en esta dirección.



ACTUALIDAD
Chile - Un año del gobierno de Sebastian Piñera:
analizamos el primer año del presidente de Chile junto a Gino Estraforini, miembro de la Comisión Política y Responsable de Relaciones Internacionales del Comité Central del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).


Chile - Mapuches: se realizó el juicio a los comuneros mapuches que estan luchan por sus tierras. Mientras que 13 de ellos fueron absueltos, los 4 restantes quedaron detenidos. Si el gobierno retiro las acusaciones bajo la ley antiterrorista, el procedimiento y las pruebas que inculparon a los mapuches no siguió la misma suerte.

Brasil - Nos visita Juan Tevez, militante del Frente Popular Darío Santillán, La Matanza, Regional Oeste. Participa del sector territorial del Frente y es delegado por La Matanza en la regional y en la mesa del sector territorial metropolitano. Participó del curso de teoría política latinoamericana en la ENFF (Escola Nacional Florestan Fernandes) en el año 2010, representando al FPDS en la delegación argentina. Conversaremos con Juan sobre su experiencia de formación junto al Movimiento de Trabajadoras y Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) de Brasil.

Escuchá la entrevista




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CULTURA
Te presentamos a Manuel García un cantautor y guitarrista chileno, asociado a los sonidos de la Nueva Canción Chilena. Fundador de la banda Mecánica Popular y voz del proyecto Víctor Jara sinfónico.

Además, como todos los viernes, toda la información y la mejor música de América Latina. En esta oportunidad repasaremos noticias de Haiti, Chile, Brasily Uruguay.




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La Copa Derramada (Jueves de 21 a 23)

Jueves 17 de Marzo






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